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Hay dos virtudes que me agrada ver en un ser humano: su sentido del humor y su generosidad; cuando se reúnen en una sola persona la convierten en algo muy valioso. Elvis Presley poseía ambas cualidades, nunca dejaba de bromear.
Creo que ya dije antes que viví en la ciudad de Memphis por algún tiempo; cuando estuve ahí, visité la casa de Elvis un par de ocasiones, al único sitio donde no me dejaron entrar fue al cuarto donde murió. El resto de la casa, muy al estilo de los sesentas, se encuentra tal y como lo dejó cuando falleció en 1977. Para ese entonces el decorado de su casa era de un estilo moderno, pero hoy en día daría la impresión de estar fuera de lugar e incluso de mal gusto. Tenía varias televisiones en un mismo cuarto y las mantenía prendidas al mismo tiempo; le gustaba jugar billar, tirar al blanco, rentar un parque de diversiones por las noches y regalarle a sus amigos un carro de cumpleaños, sólo por ver la cara de felicidad que ponían. Jamás dormía de noche.
Conocí a su médico personal --de apellido griego que no recuerdo ahora--, mismo al que le quitaron la licencia, años después, para ejercer su profesión, y al que algunos culparon por recetarle a Elvis todos los tranquilizantes y pastillas a las que era adicto; iba a emborracharse por lo menos una vez por semana a un bar al que yo acudía a emborracharme por lo menos una vez por semana; le gustaba sentarse con un argentino que se parecía a Borges --o quizás era el otro Borges--; ese médico después se dedicó a subastar algunos objetos personales que poseía de Elvis, con tal de pagar deudas y hacer dinero.
La canción que escucharán a continuación, en dos diferentes versiones es un clásico, una canción maravillosa: A mi modo --o manera--, My Way.
El segundo video --realizado meses antes de su muerte, a los 42 años--, es en verdad algo triste y creo que ya él presentía su final, pero, irónicamente, es el único de los dos donde sonríe; podrán notar que lleva un traje con el Calendario Azteca en el pecho y en la espalda --no visible aquí--: era su favorito.
7 comentarios:
Que mala onda eres, me recordaste que yo nunca visite la casa de Elvis, mientras viví en Memphis y aun no me lo perdono. Y sobre la anécdota, pobre Doc. le soluciono el problema a El Rey, pero el quedo como dicen en en mi tierra: Como el cuetero. Ni modo son cosas que pasan.
Gracias por la anécdota.
Mi querido Alberlink, no hay que lamentarnos ya por lo que no hicimos o no sucedió, hay que ver lo que podemos hacer para que suceda todavía. Nunca es tarde.
larga vida al rey!!!! muy buena seleccion de rolas
chido
Es la primera vez que la escucho en voz de Elvis, imperdonable, magnífica interpretación. Bien dices nunca es tarde.
Saludos
Alba, la primera vez que yo la escuché estaba en la colonia Lindavista, allá en México; una tienda que visitaba con una amiga la tocaba en la música de ambientación: me cautivó, pa qué más que la verdad. Pero nunca imaginé que años más tarde viviría en Memphis y me tocaría conocer la casa de aquel cantante que siempre he admirado, y además conocer personalmente a gente que lo conoció y me contó anécdotas de él.
Pekas: He visto que te gusta The Cure, hace poco estuvieron en Austin; espero que vayan a México y que tengas oportunidad de verlos. Yo cuando me enteré de que vendrían a Texas fue demasiado tarde, las localidades estaban agotadas, sold out. La culpa de que me gusten es de mi amigo el escritor José Agustín, en especial el material de "17 minutos".
Gracias por la visita, saludos y, de acuerdo: larga vida al rey del Rock & Roll.
Pekas: el nombre del CD es Seventheen Seconds (17 segundos), y no "minutos", como dije. Quise extender el tiempo musical de algún modo, inconscientemente.
Fantomas: gracias por la visita y la invitación. Saludos a la Argentina, país al que siempre le he tenido un gran respeto y cariño.
Gracias por la nostalgia de Elvis en tu blog que con gusto y por azar hoy descubro.
Saludos...
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