jueves, 7 de octubre de 2010

Tres respuestas a Kierkegaard




Mi maestro de Civismo en la Escuela Secundaria era un tipo algo curioso, bien pudo ser el personaje cómico de alguna novela barata; lo tuve durante dos años y aún lo puedo recordar exactamente con mucho detalle; su calva, su voz grave, su aspecto de licenciado y burócrata desabrido.

Un día nos preguntaba por algún invento, otro, se le ocurría la pregunta clásica que la mayoría de los adultos frustrados y bobos nos hacen en nuestros años de adolescencia: ¿Qué te gustaría ser cuando seas grande?

En aquella ocasión, por ejemplo, si fulanito contestaba que quería ser doctor, de inmediato le daba un punto más en su calificación final. Y si alguien contestaba que quería ser licenciado, ingeniero o físico, lo mismo, les agregaba un punto en la lista. Cuando llegó mi turno, sin reír y sin titubear le dije que quería ser un guitarrista profesional. "El que sigue", dijo, y así perdí mi punto extra en su extraordinaria materia.

Al paso del tiempo, no me interesó ser un guitarrista profesional, seguí la carrera de la filosofía. Estoy casi seguro que mi maestro, al responder que quería ser filósofo, habría dicho lo mismo, "El que sigue".



1.- Nosotros preparamos el momento. Pero en sí, no tenemos que planear prepararlo. Es. Simplemente es. Pero es contra el ser prepararlo; por eso, ese preparar debe ser inconsciente. Nisiquiera la voluntad de Shopenhauer puede aplicarse aquí. Porque es preparación pura lo que ocurre. O debe ocurrir. Hay muchos que se alejan de esa preparación. Mi vida, la vida, es nuestra respuesta al otro. Responder es vivir. Y ese responder es esencialmente espiritual.

2.- La ino
cencia no es la angustia,sino la ausencia de la misma. En la inocencia no hay angustia. Si la angustia se da, ésta sólo ocurre en ausencia de la inocencia. La inocencia es donde la maldad está excluida, pero no la tentasión a la maldad. La maldad siempre está en acecho de la inocencia. Quien es inocente no es malo. En la inocencia no hay intensión al mal, aunque sí puede haber acto.

3.- La respuesta no está en el responder. La respuesta está antes de la pregunta. La respuesta, también, subsiste a la pregunta; porque incluso cuando la pregunta ha expirado surge la legítima respuesta.


Tonatiuh Catalá

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