El poema de la amorosa raíz

"Te voy a llevar a visitar la Biblioteca de mi papá para que la conozcas", me dijo su hijo Jorge Chumacero allá en la Ciudad de México.

No puedo negar que la expectación y la alegría de conocer no sólo los libros de ese enorme poeta mexicano sino conocerlo a él mismo, hizo que mi día se llenara de sol y canto.

"Un día me confesó mi padre a sus casi noventa años --me dijo en otra ocasión Jorge-- que la más asombrosa experiencia que ha tenido en su vida y la razón de que ha valido la pena vivirla son las mujeres".

Ya no me fue posible conocer a Alí Chumacero porque salí de la Ciudad de México poco después y hace unos días me enteré de su muerte. Pero tengo la suerte de conocer a dos de sus hijos y a uno de sus nietos de esta maravillosa familia.

En paz descanse este poeta mexicano nayarita que nos legó este poema inolvidable...inconmensurable.

Poema de amorosa raíz

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Alí Chumacero

Antes que el viento fuera mar volcado,
que la noche se unciera su vestido de luto
y que estrellas y luna fincaran sobre el cielo
la albura de sus cuerpos


Antes que luz, que sombra y que montaña
miraran levantarse las almas de sus cúspides;
primero que algo fuera flotando bajo el aire;
tiempo antes que el principio.


Cuando aún no nacía la esperanza
ni vagaban los ángeles en su firme blancura;
cuando el agua no estaba ni en la ciencia de Dios;
antes, antes, muy antes.


Cuando aún no había flores en las sendas
porque las sendas no eran ni las flores estaban;
cuando azul no era el cielo ni rojas las hormigas,
ya éramos tú y yo.