miércoles, 28 de septiembre de 2011

Un pájaro en el paraíso


Hoy conocí a un hombre que buscaba un espejo para una jaula.
En ella —me dijo— mi pajarito podrá verse y no se sentirá tan solo.

Pero ¿es verdad que el pájaro creerá, al verse en el espejo, que no es él el mismo que se refleja?; probablemente ni siquiera sea capaz de percibirse en el espejo; igual que los pájaros que mueren estrellándose contra los cristales de los edificios, sin ver el muro invisible que los separa entre el adentro y el afuera. Aunque nosotros, humanos, también, al menos alguna vez, nos hemos azotado contra ese vidrio transparente que no vemos.
Tampoco creo que los pájaros posean, en caso de percibirlo, la misma noción de "espejo" que tenemos o que puedan reaccionar a éstos con el mismo propósito; aunque se valen del instinto, no me parece posible que intuyan que lo que está ahí "detrás", o frente a ellos, es "también" un pájaro. Quizás no saben que lo son hasta que no se reconocen en otro pájaro; por eso necesitan de otro pájaro, no de su propio reflejo.
Vamos a hacer una prueba —dije—.
Señor, a usted también le daremos un espejo; de esa manera, al verse reflejado en él, no se sentirá tan sólo.
Pero tendrá que permanecer en esa jaula, casa, apartamento, o lo que sea, sin poder salir ni caminar o correr afuera, ni podrá jugar con amigos ni familia ni nadie o ir al trabajo. Aliviaremos su soledad con un espejo, y su deseo de volar y disfrutar del mundo.
Mañana mismo lo instalaremos en su casa-jaula-apartamento-o lo que sea, si usted ha tenido la desgraciada suerte de encontrar el espejo que busca para su pájaro.

¿Podrá haber semejante ser que piense que los pájaros son tan tontos?

 Sí, aquel hombre.

1 comentario:

Anónimo dijo...

El texto fue escrito por Tonatiuh Catalá