By Tonatiuh Catalá
A principios de los años cincuenta, cuando presentaron
la primera computadora al presidente Eisenhower, pidieron que hiciera a la
máquina una pregunta. A éste se le
ocurrió preguntar “¿Existe Dios?”, (There
is a God?), a lo que la computadora —después
de diez minutos—respondió: “Ahora ya lo hay” (Now there is).
Este fue el primer error que cometió una computadora.
La computadora es una creación humana. Pocos podrían relacionar su invención con un
poeta, pero de alguna forma lo está. Lo contaré brevemente: A petición del científico Charles Babbage, la
hija de Lord Byron, Ada (1815-1852), tradujo la obra del italiano Federico
Luigi Menabrea, donde se describe un algoritmo que por primera vez hizo posible
a la ingeniería analítica computar los números Bernoulli.
Evolutivamente, la computadora debe su nacimiento a
varios inventos que la hicieron posible, entre ellos el tipógrafo —aparato
utilizado para que los ciegos pudieran escribir—,
inventado por William Austin Burns, a comienzos del siglo XIX; luego, la creación
de la llamada Writer Sphere, “esfera
que escribe”, de Hanson, en 1864, que fue la primera máquina de escribir que
hizo posible hacerlo más rápido que la mano.
Aunque se da el crédito al alemán Konrad Zuse, por
haber inventado la primera forma de computadora en 1936 (Z1), con el propósito, según él, “de hacer
la vida más fácil a los ingenieros y los científicos”, sin el telégrafo, la
electricidad o los logaritmos de la computación analítica decimonónica, simplemente
no habría computadora.
La inscripción en una piedra escrita hace miles de años, que aún nos cuesta trabajo descifrar, es el ancestro más antiguo de una computadora. Fue un largo proceso.
La inscripción en una piedra escrita hace miles de años, que aún nos cuesta trabajo descifrar, es el ancestro más antiguo de una computadora. Fue un largo proceso.
Me pregunto qué pasaría por la mente del presidente de
los Estados Unidos, quizás intentó simplemente ser socarrón. Aunque no me
parece posible que, de haber hecho esa pregunta al propio Einstein, o, digamos,
a un ser humano con inteligencia suficiente para responder honestamente, éste hubiera
contestado lo que la computadora dijo —a menos que se tratara de un loco. Ignorar
es una prueba de la inteligencia real y de una mente formal; creer que se sabe
todo es una pretensión de la inteligencia artificial.
Por lo demás, podemos preguntarnos: ¿una computadora
es inteligente? Pues eso depende de qué entendamos por inteligencia; una
computadora está hecha de programas, y éstos son producto de la inteligencia,
pero no son inteligentes por sí mismos.
Que una máquina diga Yo soy Dios no es sólo un disparate sino una contradicción lógica y una aberración metafísica.
Que una máquina diga Yo soy Dios no es sólo un disparate sino una contradicción lógica y una aberración metafísica.
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