Siempre he tenido cierto cariño por mis viejos zapatos. Cuando llega el momento de deshacerme de ellos no puedo dejar de sentir nostalgia por todo el tiempo que me sirvieron. No es fetiche, aclaro, es respeto. En verdad que me cuesta trabajo no sentir piedad al verlos envejecidos, rasgados con arrugas-grietas, descoloridos, cocidos y parchados hasta la última posibilidad, como boxeadores después de una cruenta batalla de 15 rounds. Les doy las gracias y recuerdo cuántos caminos recorrimos juntos, lugares a donde fui con ellos; aunque al final llega el inevitable momento de dejar de usarlos; a veces los conservo hasta que un cambio de casa provoca soltar el lastre de inumerables objetos del pasado que forman parte de esos cajones y roperos desordenados que nos heredan las abuelas.
Ayer que salí de comprarme unos zapatos nuevos, no me quedó más remedio que tirar mis keen cafés desinflados y opacos a la basura, afuera de la tienda. Al hacerlo no pude dejar de sentir un nudo en el corazón. En la noche, cuando regresé a casa, me los encontré en la puerta, esperándome, como un par de gatos empapados en la tormenta que volvían a casa. Lo dicho, me cuesta trabajo deshacerme de mis viejos papos.
Me sucede lo mismo con mis anteojos, que ya no uso pero conservo cada uno en un estuche particular, como sarcófagos de un Mausoleo que guarda restos de reyes grandiosos y ya extintos.Regresando a los zapatos, les contaré que, sin saberlo al principio, alguna vez viví por un tiempo en la pequeña ciudad donde nació Carl Perkins, el compositor de la canción "Zapatos de Ante Azul". Pocos meses antes de morir lo vi en un concierto en Beal Street; él ya sabía que no le quedaba mucho tiempo pero dijo que había prometido a Dios que no dejaría de cantar hasta su último día. Así lo hizo y nosotros se lo agradeceremos siempre.
1 comentario:
You can knock me down, step on my face
Slander my name all over the place.
Do anything that you wanna do
But uh uh honey lay off of my shoes.
You can do anything but lay off of my blue suede shoes.
Todos deberíamos tener cuidado con los "zapatos" de los demás. Saludos.
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