viernes, 6 de febrero de 2009

El amor y el punto cómodo


Les comparto una carta de Paulo Coelho,
la traducción es mía.
En uno de mis libros (El Zahir), traté de analizar por qué la gente tiene miedo a cambiar. Cuando iba por la mitad, me topé con una curiosa entrevista a una mujer que acababa de escribir un libro sobre, ¿qué crees?: el amor.

La periodista le preguntó a la mujer si la única forma en que el ser humano puede ser feliz es encontrar su media naranja. La escritora contestó que no: ´El amor cambia y nadie parece entender eso. La idea de que el amor en el matrimonio nos hará felices es una invención moderna, creada a finales del siglo XVII. Desde entonces la gente comenzó a creer que el amor debería durar para siempre y que el matrimonio era el medio más propicio de ejercitar ese amor. En la antigüedad no existía tanto optimismo sobre la longevidad de la pasión. Romeo y Julieta no tuvieron un final feliz, es una tragedia. En las últimas décadas, las expectaciones de alcanzar logros personales a través del matrimonio han crecido. Desilusión e insatisfacción han crecido también al mismo tiempo.´

De acuerdo a la medicina practicada por los Tarahumaras del Norte de México, siempre hay un punto en nuestras vidas que nos impide continuar haciendo progresos. Un trauma, la perdida amarga de un ser querido, una desilusión amorosa, incluso una victoria que perdimos la oportunidad de entender, todo eso puede acabar haciéndonos sentir cobardes e incapaces de ir hacia adelante. El chamán necesita primero de deshacerse de este ´punto cómodo´. Para hacerlo, tiene que conocer nuestra vida y descubrir donde se encuentra ese punto.

Cuando era joven, siempre estaba peleando, siempre pegándole a los demás, porque yo era el mayor de mi pandilla. Un día mi primo me dio una madriza. Eso me convenció de que yo jamás volvería a ganar una pelea, y comencé a evitar toda confrontación física, corriendo el riesgo de que me tomaran por cobarde, humillado frente a novias o compañeros. Hasta que un día, cuando tenía 22 años, sin quererlo me vi envuelto en una pelea en un bar de Río de Janeiro. Me madrearon pero el ´punto cómodo´ desapareció. Últimamente ya no peleó, no por cobardía, sino porque es una manera terrible de expresarse.

Por dos años intenté aprender a tocar la guitarra: al principio hice muchos progresos, hasta que llegué al punto de que no avanzaba más. Precisamente porque descubrí que otros aprendían más rápido que yo, me sentí mediocre y argüí que en lugar de lamentarme por ello había perdido el interés en tocar la guitarra. Lo mismo sucedió con buceo, futbol, bicicleta: aprendí a hacer todo suficientemente bien, pero luego llegaba a un punto en que no podía ir más allá.


¿Por qué?

Porque, de acuerdo a la historia que nos contaron, en cierto momento de nuestras vidas ´llegamos al límite´. Creemos que ya no hay más cambios por hacer y que ya no creceremos más. Profesional y amorosamente, sentimos que hemos alcanzado el punto ideal, y lo mejor es dejar las cosas tal y como están. Pero la verdad es que siempre podemos ir más lejos. Amar más, vivir más, arriesgar más.

La inmovilidad no es nunca la mejor solución. Porque todo cambia a nuestro alrededor (incluso el amor), y lo mejor es atenernos a ese ritmo de las cosas. He estado casado con la misma mujer por 28 años, pero he cambiado de ´esposas´ (y ella de ´esposos´) varias veces durante nuestra relación.

Si continuáramos siendo los mismos que cuando nos casamos, estoy seguro que no hubiésemos llegado tan lejos.”

Paulo Coelho

5 comentarios:

albalpha dijo...

Una tarde estando en un Sanborns me encontré con que estaban rematando todos sus saldos a $5 la pieza. Había de todo, no era cuestión de desperdiciar, entre las cosas que logré reunir hubo varios libros de autores que no había leído, algunos ni siquiera había oído de ellos pero al parecer interesantes me los llevé. Todo esto viene a cuento porque uno de esos libros es El Zahir, el único libro que he leído de Paulo Coelho.

Ya no eres quien conocí es una de tantas expresiones que seguido se escuchan pero quien es el mismo después de cierto tiempo sin dejar de lado si realmente conocimos a esa persona, lo cual complica más el asunto. Ver para no estancarnos, ver para conocer, dejar la puerta abierta para descubrir.

Un abrazo

Alba

albalpha dijo...

Me falto añadir que me gusta dejar siempre un espacio en lo que es una persona para poder aceptar nuevas cosas.

Un abrazo

Alba

Unknown dijo...

Yo comencé leyendo El Alquimista, que alguien me recomendó. Luego una amiga brasileña me sugirió leer Once Minutos. En un curso en la UNAM la maestra nos hizo leer Brida. Luego vinieron Junto al Río Piedra Me Senté y Lloré, con el que me identifiqué mucho, después le siguió Veronika decide morir, que es un extraordinario libro sobre la locura y el suicidio, más tarde leí El Diablo y la señora..., etc. Pero te confieso aquí entre nos que El Zahir aún no lo he leído. Tal vez cuando lo leas me contarás qué te parece, en fin, me hubiese gustado estar en ese remate de Sanborns...Aquí en Estados Unidos hay lugares donde puedes comprar libros a un dólar o dos, y de repente te encuentras con alguno bueno.

Saludos

albalpha dijo...

No me he topado con otro remate así, fue pura casualidad que pasara por allí (Sanborns San Fernando), además en el momento justo porque no estaba previsto, ni los vendedores sabían hasta que el gerente dio la orden y empezaron a sacar de bodega inumerables objetos. Aparte de El Zahir que ya leí, después con calma te hablo sobre él, conseguí de Paul Auster, Siri Hustvedt, Arto Paasilinna, en fin, otros más que tal vez de no haber sido de esta manera no habría leído.

Saludos

Alba

albalpha dijo...

Concuerdo con muchos pensamientos del libro, algunos son los expresados en el post. La siguiente cita se me quedó grabada:

“Peor que caminar solo y miserable por Ginebra es tener a alguien a nuestro lado y hacer que esta persona se sienta como si no tuviese la menor importancia en nuestra vida.”

Cuando entramos en ciertos patrones sin pensarlo es muy fácil caer en esto, lo peor es que ni siquiera somos conscientes. La sociedad empuja a la continuidad de estas situaciones, es aceptable verlas. En cambio si una persona está sola inmediatamente surgen las miradas a pesar de que la persona esté contenta con lo que esté haciendo. No es fácil romper estereotipos.

El zahir, objeto o persona que nos inunda, en este caso persona, hasta que llega la comprensión. Más adelante se dará cuenta de:

“El Zahir era la fijación con todo lo que había ido pasando de generación en generación, no dejaba pregunta sin respuesta, ocupaba todo el espacio, no nos permitía jamás considerar la posibilidad de que las cosas cambiaban.
El Zahir todopoderoso parecía nacer en cada ser humano y ganar su fuerza total durante la infancia, imponiendo sus reglas, que a partir de entonces serán siempre respetadas.”

Preguntarnos si algo realmente está mal, su significado, o si sólo la regla es la que lo dicta.

En esta búsqueda explorará su ser y este asunto que siempre nos inquieta, el amor.

Saludos

Alba