sábado, 5 de marzo de 2011

El crítico y el criticón




¿Tú eres un crítico o un criticón?

Hay algo que me gustaría decir sobre la reciente polémica que se desató por el supuesto alcoholismo del señor Felipe Calderón, a quien, como miembro de La Junta de Texas, me niego y me negaré rotundamente a llamarle (ever) presidente de México.

Existen dos clases de personas quienes gustan de dar su opinión sobre las cosas. Uno es el crítico y otro es el criticón. Brevemente explicado, el primero tiene la capacidad de aportar ideas, alternativas, y emprender una polémica objetiva con sus puntos de vista. El segundo muchas veces no tiene idea de lo que está diciendo y se expresa impulsado más por una emoción originada en su frustración, que en una observación honesta e informada de las cosas que pretende criticar.

El presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, acostumbra llevar a sus invitados a tomar cerveza en la Casa Blanca y, a pesar de no gozar de una gran popularidad en este país, jamás he escuchado que uno de sus ciudadados lo tache de alcohólico.

La cuestión no es ni siquiera exponer si el señor que está sentado en la silla presidencial en Los Pinos actualmente, acostumbra a tomarse una copita o un tequilita de vez en cuando, o a diario, a solas o durante sus comidas. Eso no importa. Creo que, sea lo que sea, el señor Calderón ya nos ha demostrado suficientemente que no tiene la capacidad --con alcohol o sin él-- para gobernar al país.

Así que su presunta actividad etílica, a mí manera de ver, resulta totalmente irrelevante. Yo sólo espero que la cruda moral que lo haga despertarse la mañana siguiente que termine su sexenio en el poder, le permita ver la realidad y note el gran vómito que ha derramado sobre un país que no necesita de un idiota que lo comande.

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