domingo, 13 de marzo de 2011

Goliath y Yo

Tenía 15 años cuando mi amigo japonés Masayuki Kodera me introdujo en las artes del Judo. Entre algunos secretos que aprendí fue que una de las reglas más importantes de las artes marciales es nunca tener que utilizarlas.


Esa forma de dominar la no-violencia se remonta en mí a algunos años previos a mi encuentro con la lucha nipona.


Cursaba el sexto año de Primaria y nuestra maestra Esther nos envió a recolectar algunos especímenes de plantas para la clase de botánica.  Frente a la escuela había un enorme terreno baldío al que hoy imagino sepultado bajo un manto frío de asfalto. Me encontraba distraído observando algunas unos hierbas y no me percaté de inmediato que una pandilla comenzó a molestar a algunos de mis compañeros que se habían quedado rezagados.


Los tenían rodeados y entre ellos reconoci a un muchacho que tenía la fama de grosero y busca pleitos.

Corrí hasta donde estaban mis amigos y recuerdo que levanté una piedra de las más grandes que encontré junto a mí. Miré a los ojos a aquel grandulón líder de la pandilla y de repente apareció en mi mente su imagen en el suelo sangrando. Sentí entonces una enorme lástima por él. Compasión, también. Sentí, a los once años, algo que surge en mí cada vez que me siento amenazado por alguien...¿piedad? Sin dejar de mirarlo a los ojos, no sé por qué, tiré la piedra al suelo y le dije que nos dejara en paz.

Llamó a los otros muchachos y se alejaron sin decir una sola palabra.



2 comentarios:

Alberlink dijo...

Me da gusto ver a tus hijos crecer y como estas orgulloso de ellos (dos post seguidos).
Reciente mente me entero Que la violencia es la incapacidad de comunicarse. Por eso no me extraña que evadir la confrontacion sea una de las reglas principales de estas disiplinas.
Me hisiste recordar una anecdota:
Resulta que en la secundaria me fueron a retar a golpes unos jovenes pandilleros por mi relacion con una compañera de la escuela. Te juro que estaba bastante nervioso por esta situacion ya que sabia que me estaban esperando esa noche afuera de la escuela. Al salir me rodearon y me dijo uno de ellos que se queria pelear conmigo porque le estaba quitando a su novia. Yo le dije que no me iba a pelear con el y que si el me golpeaba lo pensara porque yo tenia un hermano que era judicial.
¡Ja! Nunca me toco y yo continue mi relacion durante 2 años.
Este es el verdadero poder; el de la comunicacion.
Un fuerte abrazo.

Unknown dijo...

Un enorme abrazo para ti también y gracias por compartir con todos nosotros tu anécdota muchachote.