domingo, 15 de enero de 2012

La lección de los Legos

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“Le daré una lección a Ian,” dice Nayelli.

“¿Por qué dices eso?” pregunto.

“Esta mañana,” dice mi hija, “estabamos jugando y me dijo que no me prestaría sus Legos, que si quería jugar con él, debería tener los míos. Así que ahora que me compraste mis Legos, no lo dejaré jugar con ellos.

Cuando ella me dijo eso mi hijo Ian se encontraba en el baño del restaurante donde cenamos ayer sábado, en una tarde fría aquí en Kentucky.

“Mira,” le dije a Nayelli, tratando de que mi voz no sonara tan aleccionadora, “lo que yo creo que debes hacer, es darle una lección diferente a tu hermano. Cuando él quiera jugar con tus Legos, préstaselos. Tal vez así se de cuenta de que fue egoísta contigo y tú no lo eres. Quizás cambie de idea y la próxima vez te deje jugar con sus juguetes. De esa forma le darás una mejor lección.

Se quedó pensando y no me dijo nada. En ese momento regresó Ian.



Díganme, ¿hice bien? Podría haber dicho que cada niño puede hacer con sus juguetes lo que se le de la gana, que prestarlos o no es cosa suya.  Ustedes ¿qué piensan? Pude decir que Ian tiene el derecho a no compartir, lo cual es cierto, y que lo mejor es, precisamente, que cada quien tenga lo suyo para evitarse problemas y peleas.

Me gustaría saber qué piensan al respecto.

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